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¿Repercusiones de avalar un préstamo hipotecario?
¿Repercusiones de avalar un préstamo hipotecario?
Cuando estalló la crisis inmobiliaria en el año 2008, muchas de las personas que no pudieron seguir pagando sus hipotecas, perdieron su casa. Sin embargo, a veces no eran los únicos, ya que los familiares que habían avalado su compra, también se veían afectados.
En aquellos momentos, no existía un precedente cercano de una crisis similar, motivo por el que el desconocimiento y la mala praxis de algunas entidades llevaron a mucha gente a endeudarse por encima de sus posibilidades, disparando los impagos de las hipotecas.
Si algo bueno se puede extraer de una situación tan delicada, es precisamente aprender a valorar las repercusiones de avalar un préstamo hipotecario. Se trata de un mecanismo al que todavía se recurre para poder aprobar algunas operaciones, pero es crucial que el avalista tenga claro qué riesgos asume antes de comprometerse a tal responsabilidad.
Para empezar, la figura del aval es un requisito que las entidades bancarias pueden solicitar al cliente si este tiene un perfil de riesgo elevado.
Cuando pedimos una hipoteca para comprar una vivienda, el banco debe asegurarse de que seremos capaces de pagarla, por lo que si nuestra situación laboral es incierta, o el préstamo es alto en comparación a los ingresos, no pueden pedir un aval.
El aval, es una garantía de pago, lo que quiere decir que el avalista es una persona que se compromete a asumir nuestra deuda, en caso de que nosotros no la podamos pagar. El concepto es sencillo, pero, ¿cuáles son las repercusiones de avalar un préstamo hipotecario?
Las enumeramos a continuación:
- La responsabilidad de hacerse cargo de la deuda, durará mientras la hipoteca siga vigente: quien avala debe saber que está asumiendo un compromiso que puede durar muchos años, ya que seguirá vigente hasta que la deuda se haya saldado por completo, salvo que se acuerde otra cosa.
- El avalista compromete su patrimonio cuando firma: como hemos explicado, avalar significa aceptar hacerse cargo de la deuda de otra persona si esta no puede pagar. Por lo tanto, si la entidad bancaria recurre al avalista, y este no dispone del dinero para abonar la cuota hipotecaria, el banco podrá solicitar el embargo de sus propiedades.
- La obligación no desaparece si fallece el deudor: este punto es muy importante, ya que si avalamos a alguien y esta persona fallece, no dejamos de ser avalistas. En este sentido, si los herederos del deudor no pudiesen asumir el pago de la hipoteca, el banco seguirá recurriendo a nosotros.
- La obligación de avalar también se hereda: las propiedades no son lo único que se hereda, ya que también lo hacen las obligaciones. Por ello, si es el avalista quien fallece, sus herederos pasarán a ser los responsables de su compromiso.
- El avalista puede tener dificultades para pedir otro préstamo: el patrimonio se tiene en cuenta como garantía cuando una persona solicita un préstamo. De esta forma, el banco sabe que el deudor tiene propiedades con las que puede responder.
Sin embargo, una vez se avala a un tercero, esas propiedades pasan a estar comprometidas, por lo que la entidad puede no considerarlas como una garantía fiable. Así pues, podría ser más difícil conseguir un préstamo.
Estas son algunas de las repercusiones de avalar un préstamo hipotecario. Como recuerda Ricardo Gulias, director de RN Tu solución hipotecaria, esto no significa que avalar a alguien sea malo o tenga mucho riesgo, aunque aconseja que “el avalista se informe bien antes de hacerlo, ya que muchas veces se firma sin conocer las obligaciones, y eso sí es arriesgado”.
Si tienes dudas sobre lo que implica avalar un préstamo hipotecario, nuestros expertos te guiarán durante todo el proceso, proporcionándote la información necesaria para que tomes la decisión correcta.
Artículo escrito por Héctor Chamizo Twitter: @hectorchamizo
Centro de Estudios de www.tusolucionhipotecaria.com